El rico vive del pobre, y el pobre vota al rico
Por Osvaldo Luis Conde
El economista norteamericano Larry Bartels, a propósito del impacto mundial del triunfo de Trump, escribió en la publicación especializada “Perspectives on Politics”, una inquietante teoría de la razón por la cual votantes de ingresos medios para abajo, no solo votaron a Bush antes, y no solo eso, además le dieron un fuerte apoyo a los recortes impositivos de Bush que beneficiaban a los muy ricos; la primera parte ya lo consiguió Trump y, es alta la confianza de los politólogos norteamericanos que lo mismo sucederá con el apoyo a su gestión presidencial.
El título de esta nota de Bartels es: "Homer gets a tax cut". Incluye la ilustración de Homero Simpson y su jefe que copiamos líneas más abajo. En la caricatura se indica que las personas comunes como Homero creen (son malamente inducidos a ello), que como sujetos de clase media -necesariamente- deben ser guiados política y económicamente por las más altas esferas, especialmente del poder económico.
En nuestro país hoy pasa exactamente lo mismo
Los globos de la caricatura encierran expresiones que significarían algo así como “Homero (cree) en la reducción de impuestos”. Es, a partir de tal expresión, que el autor responderá al curioso interrogante del porqué, los más empobrecidos, votan medidas y candidatos que favorecen a los más ricos.
El argumento es revelador y simple: Tal actitud obedece a que los más pobres se sienten integrantes de la clase media porque usan como tabla de medición a la escala de ingresos, es por su economía poco o nada floreciente que son indestructiblemente parte de esa clase y, con mayor presión, lo mismo le sucede a la clase baja. Por lo tanto, se trata de una pura perversidad de las clases altas que, cuando politizada, crea un discurso “inclusivo” para alcanzar a “todos los vecinos”.
El tema en nuestro país en 2017
Trayendo el tema a la nuestra actualidad, observemos primero la estrategia, para ello podríamos utilizar casi todo el bagaje de publicidad política que uso y usa esta agrupación política. Tomemos apenas un ejemplo: el del cartel “vos sos bienvenido”, copiado literalmente al de la campaña solidaria social llevada a cabo en Portugal (Ya, los “estrategas” del pro, habían plagiado en 2006 un video de Spot Playstation, escena por escena) Pero en el plagio a los publicistas portugueses, utilizan la variedad y, a su vez, una conjunción de colores como manera de una sutil y directiva invitación entre vecinos. Una invitación que parte de los privilegiados, que más bien es una demanda: la de mirar al otro como un “yo anfitrión”. Es el rol que asume el pro y, designa como invitado especial: al pueblo. La idea es dejar grabado en el público (así lo ven, no como “pueblo”) un pensamiento semejante al que sigue: “Él y yo llegamos juntos, entonces somos lo mismo, pero yo conduzco”
Cuando racionalizamos la dicha invitación, sería pertinente analizar que muy difícilmente un capitalista salvaje, un ex represor, un oportunista portador de apellido; Macri, por ejemplo; llegaría conmigo, que soy parte del pueblo de a pie, jamás a ninguna parte. Pero, tampoco ese “otro”; por muy melosa e insistente forma de seducción que practique con nosotros, imaginaría en su fuero interno, llegar conmigo a ninguna parte. Es en este punto, donde los poderosos echan mano de los gestos y reemplaza a las palabras. Pues estas ya cumplieron su función, atraernos por coerción socio-económica a la comodidad de dejarnos conducir por ellos, quitándonos la responsabilidad de la “política”, asunto que estos empresarios rechazan absolutamente; sus gobiernos siempre son coordinados por la ley de la oferta y la demanda y es a esa estrategia a la que llaman política. Mientras la política como bien común, la tildan de mentirosa e ineficaz. Entonces, a que nos interesaríamos nosotros, pobres bestias de trabajo en ordenar el país: Su democracia, su economía, su salud, su educación, su arte…
Nunca llegan juntos quienes encaran direcciones opuestas
En ninguno de los asuntos reales de la política “llegaremos juntos”, nosotros porque no soportaremos las desilusiones in crescendo que, sufriremos de su parte, en la medida que se acerque el tiempo de gobernar. Ellos, los que entienden (y reciben) que la fortuna y el poder material les da todos los derechos de mando, se irán quitando cada día con mayor agresividad nuestra “oscura” molestia. Sin embargo, los colores atractivos, los aspectos físicos, los efectos del marketing político que conjugan los monjes negros de los pudientes, lograrán que una parte, nada despreciable (ganan elecciones tanto en EE.UU. como en Argentina) de los desplazados al medio y abajo, voten a los lejanos candidatos que presenta la clase alta.
De lo que jamás se entera la manada a la que pertenezco, es que una vez que el pequeño pero poderoso ejército pastoral macrista consigue el poder, seguirá haciendo lo mismo que hicieron toda su vida en sus empresas, sociedades, monopolios y oligopolios, etc. ¿Así de fácil?: Así de fácil: Facilidad y salvajismo propios de los poderosos, que con los medios concentrados a su favor, le dicen al pueblo “pobreza 0” en la previa. Y, “no habrá paritarias”, apenas llegan a la Casa de Gobierno. A esta altura, estos “dirigentes” ya no hablarán, utilizarán gestos, lavado cerebral, engañifas, sonrisas angélicas, medidas desconcertantes, latrocinios, estafas y todo tipo de delitos, ¿las víctimas?: Tu y yo, los que los votaron y ahora los admiran; los que no y, ahora, los despreciamos mucho más.