Macri, el hercúleo
La oposición Hercúlea
Hercúlea no es palabra de un andaluz chismoso hablando de actividades dudosas de un vecino, lo de andaluz –de allí provienen mis ancestros, amo la región- es por el hábito de su pronunciación que en lugar de él, suelen pronunciar “er...”; por otra parte acentuamos la segunda vocal y no la tercera. Hablamos de aquello que el diccionario de la Real Lengua refiere a las cualidades de Hércules, el personaje que tanta fama dio a Homero su creador. Sin embargo no fue solo el autor griego quien aprovechó la trascendencia del forzudo, también lo hizo y, con pingües ganancias, la psicología ¿Por qué, entonces, no la elegiríamos nosotros para intentar unas pocas reflexiones políticas?
La manera como Freud soñó su hercúleo
Sigmund Freud, dice a manera testimonial “(Hércules), me eleva el sueño a la categoría de semidiós” El llamado “padre del psicoanálisis” refiere así a quien protagonizó, entre un sinnúmero de geniales proezas, la conocida como “Los doce trabajos”.
Hércules, hijo de Zeus y de Alcmena, durante aquellas doce pruebas mortales hubo de enfrentarse, una y otra vez, nada menos que con la ira divina. Desde “El león de Nemea” hasta “Las manzanas de oro” de las Hespérides que, para lograrlas, compitió en fuerza y en astucia con el mismísimo Atlas, aquél que se puso el mundo al hombro.
Tuvo, el hombre del Peloponeso, enfrentamientos con la Hidra de las siete cabezas que, cada por cada una que le cortaba, nacían otras siete. Más proezas de Hércules fueron sus distintas confrontaciones con la Hidra de Lerma, el Jabalí de Erimato, las Yeguas (antropófagas) o el Can Cerbero del averno y más. Como vemos, el sueño de Freud de “superhombre” lo instalaba en el lugar de un, extraordinariamente poderoso personaje. Tan fantástico como la imaginación de Homero merece. Pero, al parecer, no todos manifestamos la admiración de modo similar a quienes pretenden asumirse como superiores a todos los demás. Veamos como sueña de manera hercúlea el señor Presidente.
La manera como Macri sueña lo hercúleo de Freud
Para admirar “al Heracles”, así le decían los griegos, (también Mauricio tiene motes), no se puede olvidar que, además de sus proezas, mostró en distintas oportunidades una interioridad superpoblada de monstruos que lo impulsaron al crimen hasta en grado de filicidio. La mayoría de los psicólogos cuando analizan al personaje de Homero, diagnostican que sufría de “pulsiones interiores” (¿le suena?), motivadas por una pasión desmedida que puede tanto generar hechos liberadores, como endurecer los barrotes de la celda de su propia autonomía.
Ven en Hércules uno de los síntomas del “Trastorno Obsesivo Compulsivo” (TOC), aquél que promueve tormentos y obsesiones que se traducen primero en pensamientos y enseguida en acciones negativas reiterados; incontrolables y bastante perturbadoras para sí y para terceros. (Me abstengo de paralelismos)
Estos pacientes, entonces, o son ineptos o son genios. Nosotros, en tanto ciudadanos comunes, en general apreciamos asuntos propios de la moral y la ética pues, por pocos intereses que tengamos en la psicología, seríamos injustos si afirmáramos que nunca vimos rasgos heroicos en el enfrentamiento cuerpo a cuerpo de Macri con… con… con (bueno cuando me vengan a la memoria los agrego)
No se compadece con nuestra moral ciudadana, olvidar que Macri se hizo cargo de denuncias de peso específico enorme (Milagro Sala por hablar en público, por ejemplo). No habrá sido fácil para Macri dejar su ideología de toda la vida para mimetizarse con la del FpV, en un rapidísimo regreso al neoliberalismo. O jugarse por un político ignoto como Marquitos Peña. Tampoco, fue dato menor, la gestión frente a la jefatura de gobierno capitalina donde ¿endeudó? bueno según sus admiradores “invirtió”, en la más inmensa deuda que jamás sufrió la CABA (pulsiones sí, pero no giladas). No vamos a obviar la entereza de “salir al toro” en actos custodiado por francotiradores.
Los barrotes que encierra en espíritu de Macri
Todo lo mencionado y, una lista son más extensos, hablan a las claras del riesgo y arrojo del que hizo gala Mauricio que es Macri. Con la misma sinceridad que, enumeramos las gloriosas imágenes que deja a cada paso el presidente amarillo. Decididamente, para nuestro entender, quedan afuera de cualquier atisbo heroico otros asuntos que, nuestra indiscutida objetividad, nos obliga a mencionar: Fue es y será un oportunista, claro que no a la manera de De Narváez o Alfonsín (h) que lo son por treinta monedas, sino por millones de pesos adquiridos y comercializado ilegalmente.
Es un negligente en su función como lo es Malcorra con sus medias.
También -¡y siendo presidente!-, es un destituyente, produciendo un fenómeno que comenta el mundo entero (bueno la prensa internacional tiene abundante material con el personaje):
Lo más sintomático de su limitación mental, la define su capricho de usar el sillón presidencial para desestabilizar a la Sra. ex presidenta de todos los argentinos: así que se asume como opositor perdidoso siendo el ganador: “Los que fracasan al triunfar” decía otro gran psiquiatra: Jaques Lacan (que tampoco despreció las vituallas hercúleas)
Tampoco, hasta aquí, agotamos la lista.
